jueves, enero 04, 2007

Ni pizca de gracia

Un hombre, de mediana edad, decide pasar el resto de sus dias en un monasterio, dedicado a la vida de retiro, paz y meditación.

Al llegar, el hombre es informado de que el monasterio, con el fin de incentivar el retiro, tiene la peculiaridad de que los monjes residentes en él sólo pueden pronunciar dos palabras cada cinco años. El hombre acepta.

Tras cinco años de entrega, absoluto silencio y de conocerse a si mismo, nuestro protagonista tiene derecho a decir sus dos primeras palabras. Lo hace y dice:

"Cama Dura". Todos asienten.

Tras otros cinco años de rezos, meditación, silencio y trascendencia el hombre tiene derecho a decir otras dos palabras. Esta vez elige las siguientes:

"Comida Mala". Todos escuchan en silencio.

Cinco años más de vida monacal y silencio, y ahora le llega la tercera tanda de dos palabras. En esta tercera ocasión nuestro querido monje dice:

"Me voy".

A lo que el Prior responde...

"Ya era hora de que te fueses pedazo de hijo de puta, que llevas aquí quince años y no haces más que quejarte, agonías de mierda."