jueves, julio 13, 2006

Pactar con el diablo

Hay algo en el lado oscuro que a todos nos fascina. Hablemos de Robert Johnson. Considerado como uno de los blues-man más influyentes y legendarios de la Historia, Robert Leroy Johnson vino al mundo el 8 de mayo de 1911 en Hazlehurst, Mississippi.

Hijo de una descendiente de esclavos y de un jornalero, ya desde pequeño era muy aficionado a la música, y pronto aprendió a tocar la armónica imitando a sus ídolos.
Pero el instrumento que fascinaba a este negro de mirada inquietante era la guitarra. Por desgracia, la "seiscuerdas" no se le daba demasiado bien, a pesar de que ponía empeño en mejorar su técnica, sobre todo imitando a algunos de los mejores músicos del momento como Charlie Patton o Son House.

Con sólo 17 añitos contrae matrimonio con Virginia Travis, de sólo 14. Sin embargo, la tragedia golpeó pronto al joven Robert, cuando dos años después de casarse, la muerte se llevó a su esposa embarazada, perdiendo también al hijo que esperaban. Pronto comenzaría a engrosar su lista de amantes frecuentando la compañía de numerosas mujeres -algunas mucho mayores que él- con algunas de las cuales llegó a tener hijos, eso sí, ilegítimos. Sin embargo, tras la muerte de su esposa Virginia el bueno de Robert no volvería a ser el mismo. Libre de las obligaciones de un marido, el músico comenzó a beber y a introducirse en una espiral de desenfreno de la que no saldría hasta su muerte.

Trabajó en los campos durante algún tiempo, pero siempre alternando esta actividad con la de músico en diferentes locales.
Como ya hemos dicho, Robert Johnson -a pesar de la pasión que sentía hacia la guitarra- no era demasiado diestro con su instrumento favorito. Esa, según dicen, es la razón por la que desapareció durante todo un año de Robinsonville, tras escuchar al músico Ike Zinnerman decir que había aprendido a tocar blues sobre una tumba a media noche.

Lo cierto es que tras ese año desaparecido, Robert volvió a su tierra, pero no siendo simplemente un músico mejor: se había transformado en el mejor guitarrista del momento y la leyenda comenzaba. Sus dedos se deslizaban por el mástil de la guitarra de tal modo que muchos no podían creer que se le pudiera sacar aquel sonido a un trozo de madera con cuerdas.



Pronto fue considerado el rey de la técnica del slide -propia del blues- a la que acompañaba con una personal y atractiva voz.
¿Cuál era el secreto?¿Cómo lo había conseguido? Según otro músico coetáneo de Johnson, llamado Tommy Johnson, la cuestión era bien simple: para ser el mejor sólo tenías que ir a un cruce de caminos, a media noche, sentarte a tocar con tu guitarra donde los caminos se cortan.

Un hombre grande y negro acompañado de un perro aparecerá, y te pedirá la guitarra. Entonces, él tocará la canción que tú estabas interpretando y te devolverá el instrumento. Desde entonces serás el mejor guitarrista. Pero, eso sí, todo tiene un precio. Y en este caso, era el Alma. No es extraño, por tanto, que este increíble músico negro tuviera entre sus temas algunas canciones como Me and the Devil Blues -"El Blues de el Diablo y yo"- o Cross road Blues -"El Blues del cruce de caminos"-
Lo que es incuestionable es que Robert Johnson logró ser un blues-man afamado en una época difícil. Su fama llegó hasta Nueva York, y tocó viajando de pueblo en pueblo, siempre impecable, siempre perfecto en sus canciones.

Gracias a la ayuda de Don Law, Johnson grabó en cinco sesiones las 29 canciones que de él se conservan, todas para el sello A.R.C. Esto le reportó cierta fama y algunos dólares, que por supuesto no dudó en gastar en mujeres y alcohol. Y la verdad es que escuchar estas grabaciones puede producir un escalofrío, sobre todo si tenemos en cuenta que en algunas canciones parecen sonar dos guitarras a la vez, cuando Johnson grabó en solitario. Sin embargo, se ve que el Diablo tenía prisa por cobrar la deuda que Johnson había contraído con él.

Con sólo 27 años Robert Johnson moría, tras tres días de lenta agonía, provocada -al parecer- por un marido celoso que consiguió envenenarle con estricnina.
Lo cierto es que la influencia en la música Blues -y, por tanto, en el Rock y en el Pop posteriores- es indudable. Músicos como Keith Richards o Eric Clapton han versionado sus canciones, y su música sigue cautivando a los verdaderos amantes del Blues.

No hay comentarios: